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Tecnología

Braquiterapia Prostática

La braquiterapia prostática es uno de los tratamientos de elección para el cáncer localizado de próstata. El advenimiento de la ecografía transrectal y programas de planificación han hecho de la braquiterapia un tratamiento seguro y efectivo. El objetivo es irradiar la próstata con una alta dosis con escasos efectos sobre la vejiga, recto y cuerpos cavernosos implantando semillas de yodo 125 directamente dentro de la glándula prostática.

Quiénes son los candidatos ideales

Existen candidatos ideales para esta modalidad terapéutica. Hay factores relacionados con el tumor, como tener un PSA menor a 10 ng/ml, un Score de Gleason de 6 o menor y un tumor no palpable (estadio T1c) o minimamente palpable (estadio T2a). También se deben tener en cuenta factores relacionados a la próstata, como tener un peso de 50 gramos o menor y la ausencia o escasos síntomas prostáticos. Existen factores intermedios como tener un PSA entre 10 y 20 ng/ml, un score de Gleason de 7 o un tumor palpable más importante (estadio T2b).

Cuáles son los efectos adversos

Se deben tener en cuenta los afectos adversos del tratamiento, que pueden alterar la calidad de vida de los pacientes tratados.

Prácticamente el 50% de los pacientes presentan síntomas urinarios, como aumento de la frecuencia miccional, ardor y disminución de la fuerza del chorro urinario. En general, estos síntomas mejoran dentro de los 3 a 6 meses del procedimiento. La disfunción eréctil varía entre el 10 y el 20 %. Esta disminución de la frecuencia con respecto a otros tipos de tratamiento radiante se debería a la falta de irradiación de los cuerpos cavernosos. La rectitis actínica es baja, aproximadamente menos del 2%. La retención urinaria aguda es poco frecuente.

¿Cómo se inicia el tratamiento?

Una vez decidido el tratamiento se debe realizar la planificación del implante. El mismo consiste en realizar una ecografía transrectal con el mismo equipo y en las mismas condiciones en que se realizará el implante. Se efectúan cortes cada 5 mm desde la base prostática al pico, y en cada corte se establece la superficie del mismo para finalmente establecer la volumetría y forma exacta de la próstata. Con estos datos, el físico y radioterapeuta establecen el número y distribución de las semillas dentro de la próstata en el momento del implante.

El implante se realiza en un ámbito quirúrgico bajo anestesia general. Se introduce un transductor transrectal por vía anal y se visualiza la próstata. Se establecen los planos y las coordenadas según la planificación realizada previamente. Una vez fijado el transductor ecográfico, se coloca una grilla alfanumérica que tiene una correlación exacta con la imagen que se observa en el ecógrafo. En este momento se está en condiciones de iniciar el implante de las semillas de Yodo 125 en la posición y en los planos establecidos.

Finalizado el procedimiento, el paciente va a la sala de recuperación con una sonda vesical y es dado de alta luego de la recuperación anestésica, aproximadamente dos horas después del implante. Al día siguiente concurre nuevamente al CDU, donde se le retirará la sonda vesical. Luego de finalizar el esquema de antibióticos, se realiza un urocultivo, mientras que el primer PSA de control es a los 3 meses del procedimiento. A la semana se realiza un control tomográfico con cortes cada 5 mm para evaluar el implante.